La estadounidense Caitlan Coleman y su marido, el canadiense Joshua Boyle, fueron secuestrados hace cinco años mientras
hacían senderismo en las montañas cercanas a Kabul, la capital de
Afganistán, por milicianos de la red Haqqani, un grupo cercano a los
talibán. Este viernes, Boyle ha dicho que su mujer fue violada y que uno de sus tres hijos fue asesinado por los milicianos.
«Obviamente, para mi familia será de increíble importancia poder construir un santuario seguro al que los tres niños sobrevivientes puedan llamar hogar», dijo Boyle ante los periodistas al llegar al aeropuerto internacional Pearson, en Toronto (Canadá), y después de volar desde Londres. Boyle, enfundado en una sudadera negra y con aspecto de encontrarse exhausto, leyó un comunicado para la prensa.
El secuestro finalizó cuando tropas paquistaníes rescataron a su familia al noroeste del país, cerca de la frontera con Afganistán, esta semana. Durante mucho tiempo los Estados Unidos han acusado a Paquistán de fallar en su lucha contra la red Haqqani.
«La estupidez y la maldad de la red Haqqani al secuestrar a un peregrino... fue eclipsada únicamente por la maldad y la estupidez de autorizar el asesinato de mi hija pequeña», dijo Boyle en un comunicado leído con voz calmada.
«Y también por la estupidez y la maldad de la violación de mi mujer, no una acción solitaria, sino que implicó a un guardia y a un capitán supervisado por un comandante».
Boyle, que no dio más detalles sobre estos hechos, dijo que los taliban, a los que se refirió por su nombre oficial de «Emirato Islámico de Afganistán», habían llevado a cabo una investigación y concluido que los crímenes contra su familia fueron cometidos por la red Haqqani.
A continuación, el estadounidense pidió a los talibán que hicieran justicia para su familia: «Con ayuda de Dios, esta letanía de estupidez será el epitafio de la red Haqqani», dijo Boyle.
«Obviamente, para mi familia será de increíble importancia poder construir un santuario seguro al que los tres niños sobrevivientes puedan llamar hogar», dijo Boyle ante los periodistas al llegar al aeropuerto internacional Pearson, en Toronto (Canadá), y después de volar desde Londres. Boyle, enfundado en una sudadera negra y con aspecto de encontrarse exhausto, leyó un comunicado para la prensa.
El secuestro finalizó cuando tropas paquistaníes rescataron a su familia al noroeste del país, cerca de la frontera con Afganistán, esta semana. Durante mucho tiempo los Estados Unidos han acusado a Paquistán de fallar en su lucha contra la red Haqqani.
«La estupidez y la maldad de la red Haqqani al secuestrar a un peregrino... fue eclipsada únicamente por la maldad y la estupidez de autorizar el asesinato de mi hija pequeña», dijo Boyle en un comunicado leído con voz calmada.
«Y también por la estupidez y la maldad de la violación de mi mujer, no una acción solitaria, sino que implicó a un guardia y a un capitán supervisado por un comandante».
Boyle, que no dio más detalles sobre estos hechos, dijo que los taliban, a los que se refirió por su nombre oficial de «Emirato Islámico de Afganistán», habían llevado a cabo una investigación y concluido que los crímenes contra su familia fueron cometidos por la red Haqqani.
A continuación, el estadounidense pidió a los talibán que hicieran justicia para su familia: «Con ayuda de Dios, esta letanía de estupidez será el epitafio de la red Haqqani», dijo Boyle.
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