jueves, 5 de octubre de 2017

Esta también fué mi vida entera como lo que cuentan ellos que les pasa ahora : Y así fue, poco a poco: «No nos daban de comer en los bares, no nos limpiaban la ropa en las lavanderías. De repente no podíamos comer ni tomar un café más que en unos pocos sitios. No podíamos salir a la calle. Al final empezó a venir la gente, los Mossos acordonaron el hotel para protegernos y nos quedamos allí encerrados». ------------------------------------------------------------------ Leyendo esto recuerdo que a mi se me ocurrió llevar un abrigo a la lavandería del centro comercial Max Center y me lo quemaron con la secadora, el abrigo perdió la mitad de la consistencia y ya no abrigaba como antes, para ir a tomar un café del año 2000 en adelante iba a Santander que está a 20 kilómetros de aqui , y antes de eso no fué mejor. Hoy sé que en todo esto estaba metida mi familia biológica y la de su marido el sopas que mi hermanastra vasca llamaba puto babas cuando la hacia lo que me hace a mi hoy todavía pero ella no me avisó. Le llamaba asi porque es un cerdo acosador. Esto no es democrático pero te lo hacen y te lo comes : Policías desplazados a Cataluña el 1-O: "Nos traían a sus hijos de cinco años para llamarnos hijos de puta" PABLO HERRAIZ QUICO ALSEDO Madrid ---------------------------------------------------------------------------------------------------------- Hay un problema con todo esto, a mi una vez alguien de un comercio de aqui donde yo vivo todavia en el Pais Vasco me oyó una convesación informal con alguien que yo no conocía y que se puso a hablar de Rato. La conversación fué un tanto curiosa y al final acabó diciéndome que lo que a mi me pasaba me lo estaba haciendo él. --------- yo me quedé en shok porque yo a ese señor no le conozco, yo no soy una perrsona importante y él si lo era ya entonces y pensé que aquella persona estaba confundida y no dije nada. Hoy se que es posible que esto fuera asi, él pudiera estar haciéndome daño a mi y a más gente, somos las minas de las que extraen todo lo que pueden. Si esto es así el problema no es vasco y catalán, el problema es estatal.






Policías desplazados a Cataluña el 1-O: "Nos traían a sus hijos de cinco años para llamarnos hijos de puta"

Policías sitiados en Pineda de Mar.

En el hotel de Pineda de Mar (Barcelona) donde se alojaban desde hace días unos 300 agentes de Policía Nacional todo había transcurrido con relativa normalidad. Hasta después del 1-O. Entonces empezó el asedio, tal cual lo relatan los que lo vivieron. «Usaban a los niños. Nos mandaban a sus hijos de cinco o seis años a llamarnos 'hijos de puta'. En el pueblo, salíamos a la calle y todo el mundo nos miraba con hostilidad. Entonces leías en sus labios cómo nos llamaban 'hijos de puta' sin producir sonidos, sólo vocalizando».
Ese fue sólo el comienzo, un aviso de lo que iba a ocurrir: «Al principio creíamos que era cosa nuestra, que nos estábamos obsesionando, hasta que una chica nos dijo: 'Tenéis a todo el pueblo muy caliente. Todos os odian. En el chat de los vecinos donde está metido todo el pueblo se está hablando todo el rato de vosotros, os la van a montar esta noche'».
Y así fue, poco a poco: «No nos daban de comer en los bares, no nos limpiaban la ropa en las lavanderías. De repente no podíamos comer ni tomar un café más que en unos pocos sitios. No podíamos salir a la calle. Al final empezó a venir la gente, los Mossos acordonaron el hotel para protegernos y nos quedamos allí encerrados».
El encierro duró horas y llegó la supuesta llamada del Ayuntamiento para exigir la expulsión de los agentes, bajo amenaza de cerrar el hotel cinco años, según una carta del establecimiento. Desde el martes pasado la Fiscalía ha abierto diligencias por un presunto delito de odio por este caso, y el mismo martes el Ayuntamiento y los hoteles desmintieron que se hubiera producido esa amenaza.
Pero lo que sí se produjo fue la petición de que abandonaran el hotel, como relatan los agentes que todavía están allí. El mayor golpe moral, según estos policías, llegó al comprobar que les echaban. «Cuando nos dijeron que nos íbamos, llorábamos de impotencia mientras hacíamos las maletas. A casi todos se nos saltaban las lágrimas. Y los jefes decían: 'Eh, con la cabeza bien alta, que hemos hecho nuestro trabajo', pero era muy humillante que nos echaran y tuviéramos que salir como delincuentes, escoltados por los Mossos, que nos habían estado haciendo peinetas un día antes, que llegaron hora y media tarde el domingo y que se reían cuando la gente nos insultaba».
«Después algunos Mossos empezaron a pedirnos perdón, pero les dijimos que el domingo nos habían dejado tirados, que no eran compañeros, que han faltado al juramento que hicieron cuando entraron a formar parte del cuerpo».
En el hotel hubo momentos muy complicados: «Cuando estábamos encerrados tuvimos que bajar las persianas de metal porque nos escupían y tiraban piedras y huevos a las ventanas. Por la noche, después de pasar todo el día reventados, no podíamos dormir por la cacerolada, los gritos y los insultos».
Algo más tarde, «llegaron unos compañeros de Andalucía y tuvieron que pasar varias horas escondidos en un hangar porque les apedrearon. Cuando por fin salieron y llegaron al hotel empezamos a aplaudirles, y ya nos vinimos arriba, gritamos 'viva España' y 'viva la Policía'; empezamos a animarnos».
Para ellos, la situación cambió a mejor cuando supieron que no tenían que marcharse: «Los ánimos también empezaron a subir cuando Interior nos ordenó quedarnos, porque no podíamos rendirnos sin más, y luego la gente empezó a salir con banderas españolas a la calle, a decir que no estábamos solos. En la misma calle de al lado del hotel, que el día antes estaba llena de independentistas, empezó a llegar mucha gente con banderas españolas. Pero lo ocurrido antes, para todos fue sin duda el peor día de nuestras carreras».
El martes empezaron de manera espontánea estas muestras de apoyo y ayer también hubo otras.



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