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Lo hizo al detectar el mayor brote de 'leishmaniasis' conocido hasta le fecha "en la cuenca mediterránea", según la Consejería de Medio Ambiente. En 2010 saltaron las alarmas cuando se detectaron 97 casos en seres humanos, cifra que se disparó hasta los 197 en 2011. En 2012 hubo 160, bajando a 91 en 2013 y 94 en 2014, cuando se consolidó el programa de control de conejos y liebres en esta zona. Los casos se redujeron a 44 en 2015 y a solo 13 en 2016. En los dos primeros meses de 2017 se han contabilizado cinco, según el Boletín Epidemiológico Regional. En total, 677 casos en personas, el 80% de ellos en Fuenlabrada.

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El problema es que el parásito se ha vuelto mucho más virulento cuando interactúa con conejos y liebres, y en esa zona del sur de la región hay miles de estos lepóridos. Francisco Javier Carrión, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, explica que "en el 70% de los casos tratados en Madrid, el parásito ha afectado a personas que tenían buena salud, que no estaban inmunodeprimidos, individuos en los que por norma general la picadura del fletobomo no presenta complicaciones. Pero este brote ha sido más brutal, y ha enfermado a personas sanas".

Una combinación perfecta: insectos con parásitos, conejos que han hecho más virulenta la enfermedad, y un montón de población a la que picar. "Esto es una 'leishmaniasis' urbana". El brote ha sido controlado, pero sigue activo hasta que la consejería de Sanidad diga lo contrario. "Los casos han bajado porque ha disminuido la población de lepóridos", afirma Carrión. En las últimas tres temporadas de caza, la consejería ha autorizado en esta zona de emergencia la captura de 29.000 conejos y liebres. De los ejemplares analizados, la enfermedad tenía una prevalencia del 57% en liebres y del 13% en conejos. Para capturarlos, se utilizan cinco métodos: hurones, aves de cetrería, perros de persecución, redes y armas de fuego.
De animales a personas
La 'leishmaniasis' es una zoonosis, es decir, una enfermedad que puede pasar de animales a personas, pero también es una antroponosis, porque puede transmitirse de humanos a humanos, aunque siempre a través del flebotomo. Hay animales que pueden ser infectados por este parásito, pero ellos mismos no son transmisores, mientras que los conejos y liebres sí son foco de infección. El flebotomo no es ni una mosca ni un mosquito, es un díptero de color amarillo y cuerpo peludo, no pasa de los 3,5 milímetros y vuela a saltitos. La hembra es la que necesita sangre para llevar a cabo su puesta de huevos y es la única que pica a vertebrados. Su vuelo es silencioso. Habitan las madrigueras, las cuevas, oquedades en los árboles, vertederos y alcantarillas.
La 'leishmaniasis' cutánea produce lesiones en la piel, sobre todo en brazos, piernas, cara... Puede afectar a las mucosas y las heridas pueden ulcerar y dejar cicatrices poco estéticas. Se trata con un compuesto antimonial, muchas veces en combinación con una aplicación de frío, conocida como crioterapia. Juan Víctor San Martín, especialista en enfermedades infecciosas del hospital de Fuenlabrada, explica que la más grave es la visceral. "Ataca al bazo y a la médula ósea y sin tratamiento puede ser mortal. Los síntomas son picos de fiebre, pérdida de apetito y peso, aumento del tamaño del bazo como consecuencia del crecimiento del parásito dentro de las vísceras, y disminución de células en la sangre". El tratamiento suele consistir en siete dosis de anfotericina b liposomal, un antibiótico.

Ahora la situación está controlada, pero en 2009 los médicos de atención primaria no lo tuvieron nada fácil cuando empezaron a llegarles casos de enfermos con unas persistentes manchas en la piel o con extraños dolores. Tardaron tiempo en descubrir que se trataba de 'leishmaniasis', una enfermedad para que la que no había protocolos de actuación. El grupo de investigación Inmivet (Infectología Microbiana Veterinaria) de la Universidad Complutense está desarrollando una vacuna genética frente a la infección cuya inoculación favorece una respuesta inmunológica. "No es un tratamiento una vez que tienes la enfermedad, es una medida preventiva para no tenerla", señala Francisco Carrión.
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